

La idea de Apple era simple, hacer un sistema robusto y no permitir su modificación, pero no se dieron cuenta de que hacer un sistema robusto y sin exploits, hoy en día, es prácticamente imposible y ahora con miles de unidades fabricadas y distribuidas se encuentran con un quebradero de cabeza gigantesco; un aparato con vulnerabilidades técnicas y sin posibilidad de actualización.
Ahora deben decidir entre lanzar al mercado el iPhone hackeable o retrasar su lanzamiento hasta encontrar una solución viable, por si acaso unos servidores van a esperar a ver en que acaba todo esto.