

Si bien la realidad a veces supera a la ficción, el concepto de “Realidad aumentada” no es para nada nuevo. El tema fue tratado, por ejemplo, en la novela Al Final del Arco Iris del escritor Vernor Vinge quien se adelantó a estas nuevas tecnologías describiendo minuciosamente la conjunción entre la realidad virtual y la realidad física.
La aplicación en cuestión, que funciona bajo el sistema Android, permite básicamente agregar una capa de datos a lo captado por la cámara del teléfono.
Gracias a la técnica de GPS incorporado a los nuevos equipos móviles, no solo los usuarios pueden saber con exactitud el lugar en el que se encuentran. Ahora los celulares, reconocen lo que estamos viendo y nos aportan datos adicionales como ser nombre del lugar, distancia, accidentes geográficos o datos de construcciones.
El sistema (basado en geoposicionamiento, brújula digital, censores de orientación utilizando contenidos de Wikipedia) fue creado en Austria por la empresa Mobilizy y se estima que será principalmente útil en el ámbito turístico, aunque también ofrece posibilidades infinitas en otros ámbitos, como ser: educativo, en servicios de emergencia, en arquitectura o en cirugía (La aplicación de Realidad aumentada en operaciones permite al cirujano superponer datos visuales como por ejemplo termografías o la delimitación de los bordes limpios de un tumor, invisibles a simple vista, minimizando el impacto de la intervención).
Por otra parte, el tema de la Realidad aumentada, se vislumbra como el comienzo de una nueva forma de interactuar con la tecnología.
Los nuevos pasos tienen que ver aparentemente, con la “Realidad aumentada retroalimentada” sistema mejorado capaz de determinar la orientación exacta del que mira, sin descoordinación.
Muchos se preguntan hasta que punto se puede llegar, antes de que lo real comience a confundirse con el vasto espacio virtual.